martes, 31 de enero de 2012

¿QUE ES LA POLITICA MUNICIPAL?

La política municipal a veces no es política, y es que la mayoría de las ocasiones lo que requiere la gestión municipal son cuestiones del día a día de los ciudadanos, que nada tienen que ver con la ideología sino con la gestión. Y no es que los representantes políticos no puedan aplicar medidas políticas, de mejora de las condiciones de los ciudadanos, sino que esto pasa a segundo plano la mayoría de las veces por las prisas en aprobaciones de, licencias de obras, cuestiones de urbanismo, seguridad local o concursos de servicios externos. Si esto es así para la oposición, no digamos para el equipo de gobierno, que es con lo que trata habitualmente.

Solo existe el Alcalde, pues una vez terminadas las elecciones, para la política municipal el resto de representantes públicos pasa a segundo plano. Desde la investidura la única figura visible pasa a ser la del Alcalde, por mucho que la oposición se empeñe en ser determinantes en la política del municipio, y esto es así tanto para los medios de comunicación como para los vecinos.

No se sabe qué es ni para qué sirve un concejal. Pues sí, la pregunta que más  hacen es “¿concejal de qué?“, “de la oposición” o de alguna (cartera), hay que explicar que en la política local no hay ministros y diputados, que todos son concejales (como diputados) pero solo los de gobierno tienen “delegación” (cartera) y luego está el Alcalde, también concejal investido como tal.
 Aunque en la oposición, la labor de un concejal también es servir a todos los vecinos, lo votaran o no, para llevar sus inquietudes y necesidades al pleno del Ayuntamiento y defenderlas.

 La política local tiene mucha más importancia de la que se le concede. La falta de toma de responsabilidades del Estado y Autonomías, que le son propias, se terminan por asumir competencias impropias simplemente porque es la política más en contacto con el ciudadano, y precisamente por eso el político local se siente obligado a atender necesidades de los vecinos que otra administración debería cumplir. Por supuesto, esto no es una solución al problema, es un parche que enquista el problema de base, sin control ni gestión de las competencias.

Persiste la cultura del “¿qué hay de lo mío?” Esto, seguramente culpa de los malos políticos que no hacen pedagogía democrática, es un problema enraizado, pues hay gente que en vez de exigir al político que gestione bien el dinero de todos solo se preocupa por sus trabajos. Es función de todos, ciudadanos y políticos, cambiar esta rémora del pasado.

A la gente le gusta la política, la crítica en público pero le apasiona en privado. Todos somos un poco entrenadores de fútbol de sillón y políticos de café. Lo difícil es dar ese paso adelante de ofrecerse para hacer que las cosas cambien en vez de solo quejarse.

Hay políticos buenos. En serio, de todo signo, hay gente que de verdad quiere hacer cosas buenas por sus vecinos, y echan horas a miles dejándose la piel, exponiéndose completamente y, a veces, quemándose por la falta de comprensión y respeto a su labor.

 Hay políticos (malos) que conciben al ciudadano como súbdito y no como su “jefe”. Hay que hacer mucha pedagogía también en este sentido para que el político no pierda la noción de que es “servidor público”, por tiempo limitado.

Hay políticos deleznables. También, hay gente que está en la política por puros intereses personales, no por servicio público, algo a erradicar, ayudando a distinguir entre los políticos buenos y estos que son un cáncer para el ciudadano.

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